Juan José Saer hace gala de su mejor prosa y, con El entenado, nos coloca ante la ardua interrogación sobre lo real, la historia, la memoria y el lenguaje.
Un anciano de sesenta años escribe la experiencia más fundamental de su vida: ya de regreso a Europa y luego de diez años de convivencia con los indios colastiné, narra ese momento decisivo que todo hombre tiene y que lo moldea de forma definitiva: "ese gran único ayer de la vida".
Desde la nada 'sin nombre, sin padres, pura orfandad e intemperie' y con altamar como privilegiado horizonte a principios del siglo XVI, un adolescente llega, en una expedición española, al Río de la Plata. Esas costas de delirio y pesadilla, habitadas por indios cuyos rituales de un arcaico apetito lo enfrentan a otra percepción de la realidad, ocuparán por el resto de sus días el centro de su memoria.
A ese río que viene del norte, de la selva, el joven había llegado siendo arcilla. Al partir, de piedra, ya no será el mismo. Así también sale transformado del libro el lector de El entenado: advirtiendo la precariedad del mundo que habitamos, lo inacabado del lenguaje que creemos dominar y la certeza de que no se ha previsto en verdad lo que finalmente sucede.