Los griegos, que habían reconocido muy temprano la prioridad de la metamorfosis sobre el ser, dieron a la inteligencia el nombre de metis antes de llamarla logos, atribuyendo a la astucia preeminencia sobre la razón. Metis tiene por emblemas al pulpo y al zorro, y presenta cuatro rasgos característicos: la capacidad de volver el juego del enemigo contra este mismo, de esperar el momento oportuno, de desplegar múltiples giros, de ocultarse detrás de las máscaras. Todos esos rasgos se relacionan con el poder de la metamorfosis. En la época moderna, la inteligencia conserva una parte esencial de ese poder, y constituye definitivamente la parte metamórfica, estratégica de lo viviente, lo que hace imposible su domesticación ontológica.
Catherine Malabou explora en este libro las metamorfosis modernas de la inteligencia, buscando entender cómo los avances neurobiológicos y neurotecnológicos han transformado nuestra perspectiva. Distingue tres grandes metamorfosis: (1) la aparición de los test de inteligencia y del CI a comienzos del siglo XX; hasta la secuenciación del genoma humano en 2003, se buscaba un posible gen de la inteligencia; (2) la asimilación de la inteligencia a la plasticidad cerebral, que se produce en el momento del paso del paradigma genético al paradigma epigenético en la biología de comienzos del siglo XXI, desafiando el determinismo genético ciego y destacando la influencia del medio ambiente en el fenotipo; y, por último, (3) el surgimiento y el triunfo de la inteligencia artificial, que corresponde a la era de la inteligencia convertida definitivamente en automática, producto de la eliminación de las fronteras rígidas entre naturaleza y artificio. El poder de los automatismos va mucho más allá de una mera “robotización”, y la simulación cada vez más fina de la inteligencia “natural” hace necesario un nuevo enfoque de la cerebralidad que ya no encuentre únicamente en la biología su sentido propio y revele, antes bien, la naturaleza esencial de su complicidad con la simulación tecnológica.
Metamorfosis de la inteligencia propone un análisis de la frontera porosa entre la vida simbólica y biológica en un momento en que las distinciones alguna vez claras entre la mente y la máquina se han vuelto inciertas.