Su regreso en el 82 marcó un antes y un después en la historia de la música argentina. Fue coral ese retorno. Fue fervoroso y compartido arriba del escenario y abajo de él.
Teresa Parodi
Cuando cantamos juntos Solo le pido a Dios en aquel Ópera, sentí que a la canción le crecían alas.
León Gieco
En 1978 Mercedes Sosa decidió abandonar su patria luego de meses de amenazas, persecución política y censura. El regreso ocurrió en febrero de 1982, con la dictadura cívico-militar aún en el poder y a pocas semanas del inicio de la guerra de Malvinas. Fueron trece shows en el Teatro Ópera con invitados del mundo del rock, del tango y del folklore –como León Gieco, Charly García, Rodolfo Mederos, Antonio Tarragó Ros, Raúl Barboza y Ariel Ramírez– en lo que quizás sea la primera reunión de la música popular argentina, sin distinción de género. Una selección de esas canciones conformó el disco doble en vivo Mercedes Sosa en Argentina, que batió récords de ventas.
Pero estos recitales fueron también un hecho histórico para la sociedad argentina en general, al tender el primer puente cultural hacia la democracia y la posibilidad concreta del fin de la dictadura. Y un millón de manos que me aplauden relata la trastienda de ese regreso y rescata también algunas historias paralelas de músicos, productores y público del evento.